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AGUA PARA LA VIDA Y VINO PARA LA GLORIA
Bebo de la fuente clara,
tragos cortos de agua
que saborea mi boca,
dando siempre las gracias.
A veces el chorro amarga
y lo bebo con diplomacia,
pero lo que siempre hago
es agradecer que no me falta.
Agua suficiente o escasa
pero siempre derrochada
como si nunca se acabara,
este regalo para el alma.
En ocasiones la nostalgia
me trae los húmedos recuerdos,
de ríos y cursos de aguas
bravas,
y sonoras cascadas de espuma
blanca.
Pero también hay momentos
que tengo que beber el veneno,
que se desliza entre la sombra,
porque a veces… es lo que toca.
Siempre agua transparente o
amarga,
protagonista de la existencia,
y al vaivén de las
circunstancias,
se torna turbulenta o agua en
calma.
Salvo en aquellos momentos de
gloria
que la sensación de un buen trago
de vino
blanco o tinto, de la mancha o
La rioja,
me deja siempre exquisito
paladar en la boca.
Elda 29 Mayo 2020
Jesús Gandía Núñez
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