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LAS CAMPANAS DE LA SOLEDAD
Apuntando a un cielo azul
enmarañado,
y sobre la gran torre de la
iglesia,
emerge como una flecha de
ballesta
el pararrayos sobre el techo de
tejas.
A su sombra, y en lugar
privilegiado,
las campanas en el interior de
la atalaya,
suenan fluidas a la hora de las
palmas
o tocan a nueva víctima casi a
diario.
Campanas de la Inmaculada
que me hacéis compañía,
sonido amable que me fascina
y aviso pertinaz de las horas
que pasan.
Repetitivo campaneo llamando a
misa,
llamada sorda en un estado de
alarma
que los feligreses apenas
atienden
por temor al contagio, más que por miedo al diablo.
Desde la terraza y a vista de pájaro
me limito a contemplar el
campanario,
el pueblo y las montañas que
nos limitan,
y doy un suspiro… mientras
riego a las plantas.
Elda 28 Mayo 2020
Jesús Gandía Núñez
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