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NO HAY MAL QUE
POR BIEN NO VENGA
Las nieblas
otoñales
son sábanas
enormes
que cubren de
fantasmas
las montañas del
Valle.
Gracias al riego
espontáneo
de la niebla,
cuando disipa,
se mantienen
tersos
árboles y
matorrales.
Y como por arte
de magia
aparecen las
montañas,
cuando el sol
calienta,
y el rocío da
vida a la solana.
Hoy es un día de
esos,
en los que el
tomillo y el romero
hacen gala de su
encanto
y esparcen su
aroma por el campo.
Incluso los pinos
se atreven
a iniciar un
precioso canto
alzando sus copas
al cielo,
ufanos de su
verdor intenso.
Elda 24 Noviembre
2020
Jesús Gandía
Núñez
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