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martes, 3 de agosto de 2021

ACEPTAR LAS DIFERENCIAS


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ACEPTAR LAS DIFERENCIAS (Cuento)

 

Vivían alrededor de la isla de Java, en el océano índico, la gran tortuga DANA y el cachalote pigmeo TINO, ambos compartían un territorio privilegiado y a pesar de ser especies diferentes se compenetraban muy bien haciendo cabriolas en aquellas transparentes aguas.

Pero un día DANA, tuvo la necesidad de regresar a  desovar a su lugar de nacimiento, la playa Escobilla de Oaxaca (México) en el océano Pacífico, a una considerable distancia de donde estaban.

Al principio TINO, la siguió creyendo que era un nuevo juego que se había inventado DANA, pero conforme se alejaban de su isla preferida no comprendía aquella actitud de su amiga la tortuga.

Cuando ya llevaban muchas leguas mar adentro el fiel cachalote de más de tres metros de longitud empezó a preocuparse por su amjga, en la creencia de que se cansaría de nadar tantas millas, pero DANA no daba ningún síntoma de cansancio y seguía firme la dirección que tenía plasmada en su memoria, aquella bonita playa Escobilla, donde vio por primera vez el color azulado del océano.

Pasaron muchas jornadas y un sinfín de peligros durante aquella travesía, pero ambos resistían y regateaban todos los problemas.

Así llegaron cerca de Escobilla y DANA no sabía muy bien como explicarle a su amigo que tenía que ir para desovar a la arena. Por fin se decidió y una noche, oscura y sin luna, comenzó a caminar por la arena hasta que donde le pareció el sitio más indicado, hizo un gran agujero con sus fuertes patas y se acopló en el, depositando su preciada carga de más de 100 huevos.

Mientras tanto TINO, algo molesto y muy confundido, no entendía que su amiga lo hubiera dejado tanto tiempo solo, y daba saltos en el agua muy nervioso. Pero la tortuga acabó su puesta y la cubrió con la arena para evitar que alguien descubriera sus huevos. Y a continuación se reunió de nuevo con su amigo TINO.

Éste en lugar de reprocharle nada, danzó a su alrededor lleno de alegría, dando suaves coletazos y formando bellas figuras a las que DANA aplaudía con sus patas delanteras.

Y así, continuaron los dos amigos surcando todo el Océano Pacífico, en busca de su maravillosa isla de Java en el Índico, a donde llegaron sin más contratiempos.

Y este pequeño suceso no es más que un ejemplo de que podemos convivir tanto con los que piensan o viven como nosotros, como con los que discrepan por tener otro color o cultura.

 

Elda 3 Agosto 2021

Jesús Gandía Núñez 

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