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TRAS LA CALMA, EL
GIGANTE
Hoy, el mar es un
sedante,
que calma las
ansiedades,
un reclamo a la
santa paciencia,
el marco a la
virtud marinera,
que dice que “sin
viento,
no hay más
remedio que la espera
para los que
navegan a vela”
Este relax, me
aproxima al cielo,
flotando entre su
azul
y las
transparentes aguas;
avanzando hacia
un sol que ilumina,
rumbo al faro de
la esperanza.
Me siguen peces y
gaviotas
y a estribor un
sonido de chimenea
de un enorme
buque que me devora
y me adelanta por
mi derecha.
Pasado el mal
trago
y tras aderezar
la vela
no quisiera
olvidar
de donde vengo
y llevar en mi
equipaje
todos mis sueños,
sin desdeñar
los errores
cometidos.
7 Agosto 2021
Jesús Gandía
Núñez
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