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EN NADA SE
PARECE, LO QUE VEO, A LA REALIDAD CANDENTE
Contemplo desde
mi terraza,
el monótono
transitar del tranvía,
el ajetreo de
niños en la piscina,
la moto que
circula a 100 por hora,
el conserje
ronroneando
por el césped con
la cortadora
y en el mar, a
los jóvenes
con tablas de
surf haciendo cabriolas.
Mientras, en
otros lugares cercanos,
están, por los
incendios horrorizados,
arden sin
compasión
enormes masas
forestales,
en las granjas
sucumben los animales
y los habitantes,
de las poblaciones
cercanas,
son evacuados a
la desesperada.
Y yo disfrutando
de mi terraza…
pero, tras esa
línea fronteriza del horizonte,
hay mil historias
que desconozco,
de gentes que
luchan en las pateras
contra la fuerza
de las olas,
para conseguir
una vida más liviana.
Hay un país,
Haití, maldecido
por las
inclemencias,
y que precisa
ayuda inmediata,
en Afganistán,
con la entrada de los talibanes,
se avecina una
masacre,
sin que la
hipocresía
de los países
ricos, eche una gota de sangre.
Así que mientras
mis ojos disfrutan,
de una fantástica
vista,
mi corazón sufre
el debate,
de si es justo,
ser feliz con lo
que ven mis ojos
y desoír lo que
el corazón me dicta,
que es paliar el
sufrimiento
que tienen otros.
18 Agosto 2021
Jesús Gandía Núñez
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional.
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