UNA MUERTE
ANUNCIADA
Aunque vivió una
vida de soltería,
sin control y
egocéntrica,
bajo ninguna
jerarquía,
cuando fue mayor,
regresó con
ilusión a su tierra,
creyendo
encontrar a alguien que lo cuidaría.
Pero acostumbrado
a pensar solo
en su propia
persona,
se fue quedando
aislado
y hasta las
cuidadoras a sueldo
no aguantaron su
temperamento..
Quedó solo y con
precaria asistencia,
hasta que un día
apareció, sin sentido en el suelo,
y al pie de la
cama,
siendo
hospitalizado sin más esperanza.
Ahora espera
inconsciente
que llegue la
parca,
escuchando en
cuidados paliativos
conversaciones de
las visitas,
sin posibilidad,
al estar sedado,
de rebatirlas.
Triste es la vida
cuando llega un final tan amargo,
porque es la
soledad tu única compañera,
así que la
solución más compasiva,
es que pronto
emprenda viaje,
a la estación
divina
de los sueños
eternos.
15 Agosto 2021
Jesús Gandía
Núñez
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional.
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