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ALOCADO Y CON PRISAS
¡Qué malas son las prisas!
Cuantos errores cometes
cuando corres o te aceleras.
Pero no escarmentamos,
y tropezamos una vez y otra
con la misma piedra.
Casi siempre nos pierden las
prisas;
no sale bien lo que no se
reflexiona,
todo en general requiere calma.
Y no es ortodoxo lo que yo diga,
que soy polvorilla y me disparo
enseguida;
por eso me doy de narices cada
día.
Envidio el sosiego y la calma
que muchas veces me falta;
sobre todo cuando hay prisas;
porque un error en las
urgencias
se puede convertir en una
triste despedida
que solo una reflexión serena
la resuelve.
En fin que voy a salto de mata
y me precipito más que un joven
vino;
mis actos son más veloces que
mi sesera.
Elda 17 Octubre 2019
Jesús Gandía Núñez
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