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LA GRACIA DE LA RAMBLA
Adelfas rosadas, moradas y blancas
adornan las orillas de la rambla;
un reguero de agua clara
es el culpable de su preciosa estampa.
Y a su paso por el pueblo,
moreras de hoja ancha,
del ardiente sol me resguardan;
y de las oliveras grises, cuelgan de sus ramas,
perlas de aceite como lágrimas;
las palmeras se dirigen al cielo
con súplicas de esperanza
y un trinar de pájaros vuela en desbandada,
espantados por el maullido de un gato, entre las matas.
Así de acompañado continúo
mi paseo de esta mañana,
observando todo lo que me embarga,
cómplice de lo que la naturaleza me regala
y sabedor de que todo, absolutamente todo...
tiene su sentido en la rambla.
Elda 2 Octubre 2019
Jesús Gandía Núñez
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