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¡CÓMO CORRÍA EL
AGUA POR LA CUEVA DEL PANTANET!
¡Qué placer caminar junto a la acequia!
¡Qué viveza da a los sentidos el ruido del
agua!
¡Qué espléndida la finca de la Gumarra!
donde todo huele a viejo y verdadero.
Gran caserón que guarda bonitas historias,
hasta sus tejas lanzan cantos al cielo
de juegos de niños en días de festejos.
Delante, el enorme depósito de agua
del que se abastecía la finca y la casa,
y en un lateral, algo ruinoso y discreto,
un lavadero que conoció mejores tiempos.
Camino arriba, rodeado por almendros,
un corral del que solo queda el terreno;
un tramo más arriba, un hilillo de agua
intenta llegar hasta una balsa de riego.
Y la acequia y su camino paralelo,
a media altura del barranco de la Gumarra,
nos conducirán por el estrecho, y sin más
remedio,
a la pared de piedra que esconde la cueva
y su secreto.
Elda 3 Octubre 2019
Jesús Gandía Núñez
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