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DESCARGA IMPROVISADA
Caminaba yo por la Vega baja,
como si me encontrara en la
lonja de la mejor plaza,
acompañado por el ameno ruido
de la acequia
y una suave brisa de primavera
avanzada.
A mi derecha alcachofas y
calabazas,
a la izquierda tomateras de 2
metros de altas,
al frente magníficos pimientos
y habas
y detrás exuberantes coles de
Bruselas.
En aquel momento sentí un
fuerte apretón en mis entrañas;
y después de comprobar que
nadie me contemplaba,
dejé la acequia aparcada, le di
a la brisa la espalda
y considerando que podría
aportar a la huerta
un surtido extra de vitamina
orgánica,
descubrí mis posaderas, y en
cuclillas,
deposité con sumo placer lo que
me atormentaba.
¡Uf, que gloria! Y que consuelo
de entrañas.
Dejé aquella tierra bien
abonada,
y me sentí generoso y
desprendido,
al soltar aquel tonificante revuelto de gambas;
como lo hacían las brevas en la
higuera cuando maduraban.
¡Uf! Pude seguir mi camino y escuchar el discurrir del agua,
relajado y feliz por aquella bendita descarga;
convencido del incremento, que
la cosecha
aseguraría a la huerta, esta
temporada.
Elda 13 Octubre 2019
Jesús Gandía Núñez
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