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martes, 31 de marzo de 2020

EL DESTINO Y SU CIRCUNSTANCIA (RELATO SOBRE LA CULPA)



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EL DESTINO Y SU CIRCUNSTANCIA

Como dicen las Sagradas Escrituras “El que esté libre de culpa, que tire la primera piedra"
Esa frase machacaba continuamente la cabeza de Luis. Por qué él, que jamás se había metido con nadie y evitaba siempre las trifulcas, ahora era acusado de omitir ayuda. Si en realidad había sido un simple espectador de lo ocurrido, para nada intervino en aquel desaguisado.
Lo recordaba perfectamente. Acababa de salir del teatro, cuando al girar una esquina vio una farmacia de guardia, y entró a comprar caramelos para la garganta. Al poco penetraron dos desalmados y mientras uno amenazaba a Luis y al farmacéutico, el otro abrió la caja y se llevaron el dinero; trató de detenerlos el farmacéutico, pero ellos se revolvieron y lo golpearon sin misericordia, el hombre pedía ayuda, pero Luis completamente asustado, salió disparado huyendo antes de que la emprendieran con él.
Al día siguiente leyó la noticia de la muerte del farmacéutico en el periódico y una llamada por teléfono de la policía, que había revisado las cámaras del establecimiento, dejó al descubierto su cobardía y le rogaron que pasara a declarar por comisaría. Aunque se excusó ante ellos de que no pudo hacer nada, los reproches de los agentes taladraron sus oídos.
Unos días más tarde detuvieron a los atracadores y tuvo que volver a prestar declaración en el juzgado. Y allí se cebaron con él, el fiscal y el abogado de la víctima. Profundizando mucho más el terrorífico sentido de culpa que experimentó desde la noche del atraco por su cobarde huida.
Luis, ya nunca tuvo una noche tranquila; las pesadillas le carcomían, sin darle tregua. Aquella muerte la llevaría de penitencia en su conciencia para toda la vida, pues a pesar de que no había intervenido en nada así lo condenaron el destino y su circunstancia.

Elda 31 Marzo 2020
Jesús Gandía Núñez

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MI DESTIERRO



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MI DESTIERRO

Vuela mi bergantín,
cargado de recuerdos,
veloz como el tiempo,
siempre, mar adentro,
rompiendo el viento
y quebrando las olas.
Tengo por energía los recuerdos
por compañeros los poemas,
y los cielos son mi techo;
mis ilusiones no tienen frontera
y mi objetivo que me quieras,
a pesar de mi destierro.
Algún día regresaré a puerto
y llamaré a tu puerta,
llenando tus labios de besos;
recorrerán mis manos tu cuerpo,
seduciéndote con mis poemas,
hasta que se extinga tu pena.
Te cubriré de caricias,
como a la triste sirena
que rondaba mi barca,
las noches de tormenta,
introduciéndose en mis sueños
y protegiendo mis pesadillas.
Serás la sublime doncella,
que consiga disuadirme,
de esta alocada huida.
Y me quedaré amarrado para siempre,
al palo mayor de tu vela,
hechizado, por tu amor y tu belleza.

Elda 31 Marzo 2020
Jesús Gandía Núñez

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domingo, 29 de marzo de 2020

FLORES ROJAS PARA UNA TRAGEDIA



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FLORES ROJAS PARA UNA TRAGEDIA

Triste, el balancín verde de mi terraza,
solitario como mi vecino y su mascota,
melancólico como nuestras montañas;
pero todos, confiando en la esperanza.
Compartiremos vídeos y escrituras,
buenos deseos y un montón de normas,
la única forma de mantenernos activos,
a la espera de sobrevivir a esta pandemia.
Solo veo un bullir intenso de hormigas
y unas abejas que disfrutan de la primavera,
por lo visto son de los pocos que se libran
del parásito invisible que nos acosa.
Igual de ignorantes las plantas, de nuestra miseria,
y bien regadas por la inclemencia que nos azota,
destacan espectaculares… unas flores rojas
en medio de un escenario de tragedia griega.

Elda 29 Marzo 2020
Jesús Gandía Núñez

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NI SIQUIERA UNA DESPEDIDA



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NI SIQUIERA UNA DESPEDIDA

Por fin el sol taladró las telarañas
que no nos permitían vernos las caras,
aunque sea desde la terraza o la ventana,
hoy el sol nos cargó de energía.
Parece mentira lo que el cielo azul
influye en nuestra prisión diaria.
Cómo el sol y la claridad iluminan
y nos sacan del ostracismo grisáceo
que intenta socavar la resistencia
con que defendemos nuestra casa.
Hoy volvemos a ser conscientes
de que venceremos al “bicho" sin duda,
de que por muy invisible que sea
lograremos un día su exterminio.
Esta guerra tendrá un alto coste;
muchas serán las víctimas caídas,
sobre todo abuelitos inocentes
que quedarán abandonados,
a una suerte injusta, por falta de ayuda.
Hoy sí que lo veo todo muy claro,
la luz del día refleja la batalla en el espejo;
y no me gusta nada todo lo que veo
lágrimas de coraje y rabia contenida;
son familias de las víctimas que han caído,
ausentes, sin apenas despedida,
sin más consuelo que un rictus de tristeza,
y su impotencia por no poder salvarlos, del maligno bicho.

Elda 29 Marzo 2020
Jesús Gandía Núñez

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sábado, 28 de marzo de 2020

CONDENADOS SIN DELITO



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CONDENADOS SIN DELITO

Pasan los pájaros de largo,
las nubes ni se detienen,
y el silencio es inhumano;
algo terrible nos amenaza.
Se palpa un ambiente extraño,
tan gravoso como injusto,
invisible como el aire que respiramos,
más horroroso que una ciénaga.
Se perdió del todo el contacto,
se olvidaron besos y abrazos,
los apretones fuertes de manos,
todo quedó anulado o aplazado.
Quedamos relegados a imágenes,
a sonidos y noticias virtuales,
que se difunden sin conciencia a diario
¡Porque muchas suelen ser falsas!
Todo se ha inundado de terror y espanto,
se ha esparcido la ira por el mundo entero;
unos achacan la culpa a los otros
y pocos se vuelcan en el remedio.
Se nos fueron miles de convecinos,
que no habían cometido delito;
atropellados por la velocidad del “bicho”
o por la incapacidad para detenerlo.
Ahora solo nos queda nuestra pequeña parcela,
Aislados en cuatro paredes que nos taladran,
donde solo abrimos la ventana y aplaudimos
para que pronto retorne la alegría.

Elda 28 Marzo 2020
Jesús Gandía Núñez

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viernes, 27 de marzo de 2020

SÍNTOMAS POR ESTE LARGO ENCIERRO



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SÍNTOMAS POR ESTE LARGO ENCIERRO

Nunca el silencio fue tan absoluto,
Jamás las calles estuvieron tan vacías,
ni nos preocupábamos tanto por los vecinos.
Solo ahora somos conscientes
de haber vivido siempre de espaldas,
hasta de los más cercanos.
Un pequeño gesto con el brazo,
un chillido lejano desde una ventana,
el saludo de una familia desde la terraza.
Cualquier síntoma humano a distancia,
nos ocasiona una sonrisa de oreja a oreja.
y nos sirve, en esta ausencia, de compañera.
Nuestro mejor amigo es el teléfono,
que lo llevamos todo el día en la oreja,
no sé qué sería de nosotros sin su compañía.
Seguramente nos subiríamos por las paredes,
hablaríamos con los pucheros y las cazuelas
o acabaríamos locos, montando una orgía.

Elda 27 Marzo 2020
Jesús Gandía Núñez


YO, ME QUEDO EN CASA




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YO ME QUEDO EN CASA (Relato para la serie Confinados)

Después de doce días sin salir a la calle, hoy no he tenido más remedio que armarme de valor y salir a la farmacia, la medicación no admite pausas. He salido como un ladrón, a hurtadillas, mirando a derecha e izquierda, por si alguien me veía; a pesar de que estaba lloviendo no he querido coger el paraguas porque con los guantes andaba como el el gato con botas. Así que me he ido mojando, más de las chorreras de los edificios, que del agua que caía.
He salido preparado de casa con las cartillas y las recetas en un bolsillo y en el otro la cartera. He entrado a la farmacia, a la que tengo costumbre de ir, le he pedido a la chica lo que necesitaba, al tiempo que le ofrecía las cartillas y las recetas. Cuando me lo ha sacado todo, le he preguntado por las mascarillas y con amabilidad me ha dicho que no tenían, como yo ya imaginaba. También le he preguntado si tenían guantes porque en casa los que teníamos no nos valían por ser demasiado voluminosos y me ha dicho que tampoco, pero ha tenido le deferencia de ponerme en la bolsa un par de los que tienen para ellas; al mismo tiempo ha entrado otro muchacho preguntando por guantes y ella misma le ha contestado que no tenían. Por todo lo cual he vuelto a casa con la satisfacción de haber ganado una pequeña batalla.
He dejado la bolsa en la escalera de casa y he cogido el carro de la compra, que ya había dejado preparado, y he seguido mojándome hasta la frutería más cercana. Al llegar he tenido que guardar turno en la calle, habían 4 delante, y me he quedado indefenso ante la climatología; hasta que me ha llegado el turno, nos mirábamos con desconfianza, unos con la mascarilla alguno sin nada y yo con una braga de montaña. Dentro habían otras 3 personas más; antes de pasar me he fijado que todos se ponían otros guantes transparentes encima de los que llevaban, así que he hecho lo mismo con dificultad, nada comparable con la que he tenido para coger una bolsa y poder abrirla con los guantes puestos; en vista de que no lo conseguía le he tenido que pedir por favor al dueño que me la abriera.
He empezado a llenar las bolsas a ojo, de frutas y verduras, es la primera vez que voy solo a la compra, así que os podéis imaginar con que destreza he elegido el producto. Mientras yo he estado llenando las bolsas, he visto cómo entraban y salían por lo menos 10 personas. Eso habla de la soltura que tengo comprando.
Aunque llevaba una lista en el bolsillo de lo que hacía falta he confiado en mi memoria y no he llegado a sacarla, convencido de que lo tenía todo, más alguna cosa que he añadido por mi cuenta. Pues cuando he hecho el recuento en casa se me habían olvidado las patatas.
En fin, he regresado bien mojado, pero contento por esta experiencia nueva para mí, aunque sé que para otros esto no tiene importancia. Claro, nada de lo que he traído se parecía al peso que llevaba apuntado porque yo iba echando “a ojo de buen cubero” las frutas en las bolsas. Y la jefa me ha regañado por gastar más de la cuenta.
El protocolo al llegar a casa ha sido exigente y muy reflexivo. Siguiendo con orden la colocación de las bolsas en la escalera, donde pasarán alguna noche, hasta que nos vayan haciendo falta.
Mis cosas personales en una pequeña bolsa, los zapatos en la puerta, donde ya tenía preparadas unas alpargatas, y allí mismo me he desnudado y metido la ropa en una gran bolsa; cogiendo la toalla que había dejado preparada y desde allí a la ducha y a sentirme otra vez persona.
¡Uf!, una cosa tan simple y para mí, en estas circunstancias, la aventura más complicada, se me han quitado las ganas de volver a salir de casa. Mientras quede una zanahoria, calmaremos con ellas el apetito y cuando se acaben, pondré a toda la familia a dieta, pero YO, ME QUEDO EN CASA.

Elda 27 Marzo 2020
Jesús Gandía Núñez


miércoles, 25 de marzo de 2020

ZURCIENDO SENSACIONES





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ZURCIENDO SENSACIONES

Cuando una situación se vuelve tensa,
hay que paliarla con grandes soluciones.
Y si éstas no se encuentran a mano,
suplirlas con ideas y reflexiones.
Esa sensación de encontrarte ausente,
como si estuvieras flotando en el espacio
o buceando por desconocidos mares,
se cura rápido, escribiendo con papel y lápiz.
La tristeza que media en los foros virtuales,
¡Hay que desecharla! ¡Sacando pecho!
Poniendo el alma en todo lo que hacemos
y ayudando, encerrados en confinamiento.
Estos días, algo estaremos mejorando,
por ejemplo: al no viajar no contaminamos;
las industrias, a medio gas colaborando;
pero este marrón no lo pagará el estado,
nos tocará pagarlo a nosotros
y ya veremos a cuánto tocamos.

Elda 22 Marzo 2020
Jesús Gandía Núñez

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CAMINO DEL CIELO


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CAMINO DEL CIELO

Miguel, abrió los ojos a duras penas, los sanitarios estaban moviendo su cama, pensó “seguramente he mejorado y esa es la razón de que me trasladen de la UCI donde ya llevo más de 10 días, a otra habitación para seguir controlándome ".
Miguel, debido a su continuo estado febril y su edad avanzada, no se pudo percatar de la conversación de los médicos, que hablaban embozados en unos groseros trajes y a través de mascarillas.
Recorría largos pasillos por aquel hospital, que desconocía, empujado por un celador, callado y con un temor en la mirada que no podía disimular. Miguel desde que lo ingresaron tan solo tenía conocimiento de la sala de la UCI abarrotada de camas de pacientes infectados, y nunca creyó que el recorrido por el interior del hospital pudiera ser tan largo. Seguían bajando por ascensores y rampas, hasta que entraron en una sala escoltada por dos guardias.
Miguel, quiso creer que aquello era la antesala donde le darían de alta y podría volver a su casa, con su esposa Rosa, que estaría sola y muy preocupada.
Muy lejos andaba el pensamiento de Miguel. Aquella sala estaba casi llena de pacientes desahuciados, que habían dejado libre su lugar en la UCI para que pudieran tratar a otros enfermos con más posibilidades que ellos.
Al día siguiente, Miguel no era más que una cifra que engrosaba la estadística de fallecidos por el Covid-19.

Elda 23 Marzo 2020
Jesús Gandía Núñez


MEMORICEMOS LO POSITIVO



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MEMORICEMOS LO POSITIVO

Nunca hemos estado más sobrios,
ni concentrados en lo que interesa.
Jamás vivimos momentos tan agrios,
ni con tanto terror en la mirada.
Pero, todo sea por lo que aprendemos.
Pequeños detalles, pequeños gestos
que compartimos con familia y vecinos
y que nos hacen llevadero el encierro.
La bondad florece sobre el egoísmo,
de los corazones brotan ágiles sensaciones
por el cariño, que a distancia, nos tenemos;
y los buenos deseos que compartimos
superan con sobresaliente todo sacrificio.
Será extraordinario que no olvidemos,
y hagamos acopio de todos esos valores
que queden para siempre en la memoria,
porque esta situación no será esporádica;
puede que cada año regrese “el huésped”,
tocando al portal de nuestra casa,
para dejarnos números de la ruleta rusa
y a algunos nos premie con la cizalla.
Tomemos buena nota compañeros
de ello depende mejorar nuestro futuro,
con la sabiduría y conocimientos adquiridos
seremos capaces de superar estas penurias.

Elda 25 Marzo 2020
Jesús Gandía Núñez

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martes, 24 de marzo de 2020

VOCES DE LOCURA




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VOCES DE LOCURA

Paseando como un tonto por mi casa,
dando vueltas y más vueltas a la mesa,
con la mente abstraída en las noticias,
y la solidaridad que este encierro me obliga.
De pronto, un cuadro me manda un aviso,
es un señor con bigote largo y retorcido
-¡Te puedes estar de una vez quieto!
¡No ves que me voy a quedar bizco
de tanto seguirte girando la vista!-
Y antes de poder contestarle, otra voz
ahora femenina, me increpa desde la vitrina
-¡No ves que nos estás volviendo locos!-
He cerrado la puerta del comedor a toda prisa,
sin saber si son los primeros síntomas
de la locura que ocasiona la rutina.
Tengo que abrir la ventana, que entre aire,
y nos devuelva a todos la cordura,
que ni los muebles me reprochen,
ni los cuadros me reprendan.
Voy a mojarme la cara con la lluvia,
para quitarme de encima tanta penuria,
y que no me atormenten las visiones;
Solo espero, que cuando esto acabe,
se nos quede para siempre en la memoria
y que la próxima vez que ocurra,
actuemos desde el minuto cero,
con más diligencia y premura.

Elda 24 Marzo 2020
Jesús Gandía Núñez