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SÍNTOMAS POR ESTE LARGO ENCIERRO
Nunca el silencio fue tan
absoluto,
Jamás las calles estuvieron tan
vacías,
ni nos preocupábamos tanto por
los vecinos.
Solo ahora somos conscientes
de haber vivido siempre de
espaldas,
hasta de los más cercanos.
Un pequeño gesto con el brazo,
un chillido lejano desde una
ventana,
el saludo de una familia desde
la terraza.
Cualquier síntoma humano a
distancia,
nos ocasiona una sonrisa de
oreja a oreja.
y nos sirve, en esta ausencia,
de compañera.
Nuestro mejor amigo es el
teléfono,
que lo llevamos todo el día en
la oreja,
no sé qué sería de nosotros sin
su compañía.
Seguramente nos subiríamos por
las paredes,
hablaríamos con los pucheros y
las cazuelas
o acabaríamos locos, montando
una orgía.
Elda 27 Marzo 2020
Jesús Gandía Núñez
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