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domingo, 29 de marzo de 2020

NI SIQUIERA UNA DESPEDIDA



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NI SIQUIERA UNA DESPEDIDA

Por fin el sol taladró las telarañas
que no nos permitían vernos las caras,
aunque sea desde la terraza o la ventana,
hoy el sol nos cargó de energía.
Parece mentira lo que el cielo azul
influye en nuestra prisión diaria.
Cómo el sol y la claridad iluminan
y nos sacan del ostracismo grisáceo
que intenta socavar la resistencia
con que defendemos nuestra casa.
Hoy volvemos a ser conscientes
de que venceremos al “bicho" sin duda,
de que por muy invisible que sea
lograremos un día su exterminio.
Esta guerra tendrá un alto coste;
muchas serán las víctimas caídas,
sobre todo abuelitos inocentes
que quedarán abandonados,
a una suerte injusta, por falta de ayuda.
Hoy sí que lo veo todo muy claro,
la luz del día refleja la batalla en el espejo;
y no me gusta nada todo lo que veo
lágrimas de coraje y rabia contenida;
son familias de las víctimas que han caído,
ausentes, sin apenas despedida,
sin más consuelo que un rictus de tristeza,
y su impotencia por no poder salvarlos, del maligno bicho.

Elda 29 Marzo 2020
Jesús Gandía Núñez

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