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CAMINO DEL CIELO
Miguel, abrió los ojos a duras
penas, los sanitarios estaban moviendo su cama, pensó “seguramente he mejorado
y esa es la razón de que me trasladen de la UCI donde ya llevo más de 10 días,
a otra habitación para seguir controlándome ".
Miguel, debido a su continuo
estado febril y su edad avanzada, no se pudo percatar de la conversación de los
médicos, que hablaban embozados en unos groseros trajes y a través de
mascarillas.
Recorría largos pasillos por
aquel hospital, que desconocía, empujado por un celador, callado y con un temor
en la mirada que no podía disimular. Miguel desde que lo ingresaron tan solo
tenía conocimiento de la sala de la UCI abarrotada de camas de pacientes
infectados, y nunca creyó que el recorrido por el interior del hospital pudiera
ser tan largo. Seguían bajando por ascensores y rampas, hasta que entraron en
una sala escoltada por dos guardias.
Miguel, quiso creer que aquello
era la antesala donde le darían de alta y podría volver a su casa, con su
esposa Rosa, que estaría sola y muy preocupada.
Muy lejos andaba el pensamiento
de Miguel. Aquella sala estaba casi llena de pacientes desahuciados, que habían
dejado libre su lugar en la UCI para que pudieran tratar a otros enfermos con
más posibilidades que ellos.
Al día siguiente, Miguel no era
más que una cifra que engrosaba la estadística de fallecidos por el Covid-19.
Elda 23 Marzo 2020
Jesús Gandía Núñez
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