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miércoles, 20 de enero de 2021

EL HOMBRE SIN IMAGEN (Relato)

 

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EL HOMBRE SIN IMAGEN (Relato)

Era un ser invisible, se movía por pura inercia, sin dirección ninguna, tan solo creía en su destino, que no era otro que localizar su imagen, aquella que antaño tenía y la perdió una fatal noche al mirarse al espejo, tras agredir al hombre que desde algún tiempo le seguía.

Todo empezó un día de verano, con la llegada de la nueva compañera de trabajo, que suplía al suyo habitual, ausente por vacaciones. Ella se llamaba Celia y era extrovertida y manipuladora. Durante aquel largo y caluroso mes de Agosto, que compartieron en el coche patrulla, lo fue volviendo loco con continuas insinuaciones y situaciones comprometidas. A pesar de que ella también estaba casada, pero le decía que no era feliz y necesitaba un hombre como él, decidido y de firmes convicciones. Él al principio, resistió sus insinuaciones, pero pronto cayó en sus redes y se complicó la existencia.

Desde entonces, y a pesar de que al regreso de su compañero la destinaron a otra patrulla, siempre lo tuvo dominado y le hizo cambiar su tranquila vida familiar por un sin vivir lleno de vertiginosas mentiras.

A todo esto su esposa ya andaba sospechando sus infidelidades y terminó por contratar a un detective. Éste se convirtió en su sombra, cosa que lo llenó de pánico, al pensar en el vuelco que podría dar su vida si todo llegaba a oídos de su esposa.

Así que aquella noche tras salir de la pensión, donde se solía encontrar con Celia, vio  al detective que lo seguía, lo esperó en una oscura esquina y lo apuñaló a sangre fría. Aquel hombre no tenía derecho a romper su largo y serio matrimonio con unos datos y fotografías que quizás ya había conseguido.

Fue entonces cuando entró en el aseo del bar más próximo y al mirarse en el espejo, vio a un horrible hombre de ojos ensangrentados por la venganza y el odio; al momento entró un viejo con barba y sombrero y sin haber intercambiado ninguna palabra le dijo – “A partir de hoy vagarás por el mundo sin familia, sin historia y sin imagen, pagarás el asesinato que has cometido y nunca más conseguirás ni el amor ni el cariño de nadie".

Aquel hombre o “ente" desapareció al instante, dejándolo mudo e impresionado. Al no poder reconocerse en el espejo se golpeó con las manos la cara, la cabeza, su figura, pero todo resultó inútil, estaba vacío, sin cuerpo y se preguntó – “¿Estaré también sin alma?”

Nunca más volvió a ver a aquel viejo, pero su imagen no la olvidaría jamás: eran ojos, que atravesaban las paredes, pómulos salientes y barbilla en triángulo, boca amoratada como de sanguijuela y nariz aguileña. Sabía muy bien quién le había robado su imagen; pero su vida se había convertido en una búsqueda rutinaria y monótona en busca de su figura.

Solo su mente, en la soledad de la noche, sobre todo los primeros meses, se la devolvía por momentos, pero tal y como pasaban los días también su mente iba perdiendo la noción de su figura.

Obsesionado con su búsqueda y muy arrepentido de su comportamiento con su esposa y del asesinato que había cometido, llegó a prometer al “Supremo mensajero de lo divino” que si le devolvía su imagen y su cuerpo, se entregaría a la policía y pagaría la condena que fuera necesaria, antes que seguir vagando como un fantasma por la vida.

Y aquella mañana, justo ante un espejo, volvió a presentarse ante él el viejo de nariz aguileña diciéndole -“Recuerda que te estaré vigilando de por vida, soy tu conciencia, mírate en el espejo, recupera tu imagen y cumple tu promesa".

Acabó su torturante búsqueda y se convirtió en un cuerpo en pena, que dejaba las calles, para vagar constantemente por las cárceles, donde su imagen quedó presa, pero a salvo entre rejas,

Elda 20 Enero 2021

Jesús Gandía Núñez

 

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