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lunes, 18 de enero de 2021

LA AVENTURA DEL GRILLO "NUNO"

 

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LA AVENTURA DEL GRILLO “NUNO"

Todo fue a causa de un fuerte y violento viento. El grillo “Nuno" se hallaba en una cañada, a las afueras de un pueblecito. Allí vivía tranquilo y no tenía problemas para llenar su barriga, el cañaveral era una buena despensa de pequeños mosquitos y otros insectos.
Pero un día se movió un viento muy fuerte y con gigantescos remolinos que, a pesar de que intentó agarrarse a una gran caña con todas sus fuerzas, fue arrancado brutalmente de ella y llevado por el viento. Aterrizó malherido, al golpearse contra un muro del colegio de un barrio del pueblo.
“Nuno" permaneció algunas horas mareado y desconcertado, pues en su corta vida, jamás había visto un vendaval tan exagerado.
Cuando ya se repuso algo del revuelo y el choque con el muro, empezó a tocar, con destreza un S.O.S. continuo, por si alguno de sus familiares del cañaveral lo oyeran. Pero todo fue inútil, por lo visto allí solo había llegado él. Compuso sus desordenadas alas y buscó un pequeño refugio, para no ser presa fácil de los depredadores o de los niños que estaban saliendo de la escuela.
El grillo que no sabía hacer otra cosa que su monótono estribillo, se desgañitó pidiendo auxilio, y al pasar por su lado Raúl y Sisco, se agacharon para comprobar quién era aquel bicho que armaba semejante escándalo. Al comprobar que era el grillo, el músico que los atormentaba, lo cogieron suavemente con la mano y con una sonrisa le pidieron que se callara. “Nuno”, a pesar de no entender nada, comprobó que cada vez que se callaba, los dos niños le sonreían. Y así fue como formaron un trío de amigos que con solo una sonrisa se entendían.
Raúl y Sisco compartieron a “Nuno" cada siete días. Raúl lo instaló en el patio de su casa y su amigo lo subió a la terraza, pero ambos con el preacuerdo de que no se hiciera notar en casa y que solo cantara cuando lo sacaran de paseo por el pueblo.
Resultó que nunca estuvo más limpio de hormigas y mosquitos ni el patio de Raúl ni la terraza de Sisco. Así que hasta sus padres veían con afecto a aquel feo bicho, que se paseaba con total impunidad por el patio o la terraza.
Pero un día Raúl olvidó dejar en el patio a “Nuno" y sin darse cuenta se lo llevó al colegio. Y ocurrió, lo normal en un grillo, que cuando la profesora estaba escribiendo en la pizarra las tareas, a “Nuno" le pareció muy oportuno dedicarle una de sus piezas favoritas. La profesora se volvió y preguntó -¿Quién ha sido? Y aunque los niños callaban porque solo Raúl y Sisco, eran conocedores del grillo, la profesora repitió la pregunta y ante su insistencia Raúl tuvo que descubrir su descuido.
La profesora se enfadó mucho al principio, pero cuando comprobó que era un hecho con suma inocencia, lo perdonó y lo conminó a que no lo volviera a traer a la escuela. “Nuno" viendo la sonrisa de la profesora dejó de dar la lata, pero al rato volvió a las andadas. Por lo que Raúl pidió disculpas a la profesora y permiso para salir 10 minutos antes de que sonara la hora para salir de clase y mientras “Nuno” afinaba las cuerdas, la profesora se lo concedió. Y “Nuno" más eufórico que nunca siguió con su cantinela.
Hablaron los dos amigos Raúl y Sisco y decidieron que aquel encierro al que tenían sometido a “Nuno", no era correcto. Así que tomaron la decisión triste de llevarlo al campo para que hiciera una vida libre, pues ya estaba recuperado de sus heridas.
Y “Nuno" volvió al cabo de unos días a su querido cañaveral y a disfrutar de alguno de sus amigos que ya habían regresado,
algo magullados por la ventisca.
Raúl y Sisco cuando salen al campo y escuchan a un grillo, están convencidos de que se trata de su amigo “Nuno" y le llaman con insistencia.
Elda 18 Enero 2021
Jesús Gandía Núñez

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