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LAS NOCHES BLANCAS DE MONTILLA

Al sur de la campiña cordobesa

entre suaves y ondulados cerros

donde compiten girasol y olivo

por el color más llamativo.

y rodeado de cereales y viñedos,

cuando los primeros verdes, los segundos secos

se encuentra este imaginativo pueblo.

Gentes amables y llenas de talento

que con esfuerzo y buen trato

extraen a sus vides un caldo perfecto

 Mucho tendrá que ver con los milagros

 que en las noches blancas

 nos regalan los montillanos.

Este año cuarta noche blanca

que celebran por todo lo alto

desde el anochecer hasta que los retira el alba.

Contagian con su música y su arte

a indígenas y foráneos

¡hasta en cuatro barrios!.

Pero lo que más hondo me ha calado

han sido el cajón flamenco y la guitarra,

arriba en el castillo… el cerro más alto.

Donde la guitarra pregonaba

exquisitas notas al viento

 dando fe del milagro, que tan buen caldo salga,

de un sarmiento tan delgado.

Esas voces rocieras

que son en la noche blanca

regocijo de girasoles y oliveras.

O el flamenco del quejío y la pena

que unas veces te desgarra

y otras de alegría te llena

por bulerías o sevillanas.

La noche blanca Montillana

 es el eje embaucador

que fomenta la música artesana

entre las gentes de este pueblo emprendedor.

Elda 8 de Junio de 2015

Jesús Gandía Núñez

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