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EN AGOSTO NO HAY TRISTEZA
Desesperada va por las calles
la Tristeza;
estos días de vacaciones no
encuentra clientela.
Sube y baja escaleras, toca a
todas las puertas
pero nadie la quiere ni la recuerda.
Por fin se decide por una buena
presa,
una abuela viuda que camina
lenta.
Modesta se llama la
octogenaria.
-Hola Modesta ¿Quieres ser mi
amiga?-
La abuelita, dulce como la miel
de colmena,
sonríe a la Tristeza con franca
sorna:
-¿Que no aprecias que mis
arrugas
guardan todo el cariño de una
vida?
¿no te das cuenta que mis ojos
brillan
porque la luz de los míos me
ilumina?-
Ingenua la tristeza insiste en
la herida.
-¿Aún así yo te podría hacer
compañía?-
Y Modesta le contesta con
tibieza:
-No pierdas el tiempo con esta
vieja,
busca otra ruina, que tenga el
alma perdida;
porque a mí me acompaña mi
familia.-
Y la Tristeza cogió su maleta
aburrida,
pensando en lo poco que quedaba
de Agosto
y lo mucho que en Septiembre se
resarciría.
San Juan 25 Agosto 2019
Jesús Gandía Núñez
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