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martes, 10 de septiembre de 2019

EPÍLOGO


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EPÍLOGO


Sobrevolábamos a infinidad de años luz
los recuerdos y memorias de nuestra vida.
Los hermosos años de la infancia,
aquella juventud con savia revolucionaria.
Luego vinieron años de constante lucha,
con jornadas interminables en la tienda,
complaciendo serviles a la clientela
para conseguir aumentar las ventas.
La enorme alegría de los hijos
fue la recompensa más agradecida
ellos nos dieron aliento y fuerzas
para soportar aquella dura carrera.
Durante esos años pudimos apreciar
el enorme valor del tiempo de ocio;
pero el poco del que disponíamos
lo aprovechamos de gran manera.
Viajamos, casi siempre a la ventura
como caracoles con la casa a cuestas
y conocimos y tocamos la belleza
de lugares y paisajes de novela.
La montaña llenó largo tiempo nuestra vida
y nos enseñó el valor y el sacrificio,
para gozar desde lo más alto,
de panorámicas de extraordinaria belleza.
Llegó la libertad con la jubilación deseada;
por fin el tiempo fue nuestro aliado
y aunque ya no conseguimos grandes metas
volvimos a viajar entusiasmados.

Flotando en aquella especie de nada
no nos dábamos cuenta de que éramos
restos minerales amorfos y sin vida,
simples partículas siderales muertas.

San Juan 26 Agosto 2019
Jesús Gandía Núñez

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