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SOMBRILLAS MONOCOLOR EN LA PLAYA
Bajando a la playa
me encuentro un amigo
que me dice:
-Tengo plantada una sombrilla
en la arena, color de
esmeralda,
como vamos a comer, puedes
utilizarla-
Llego tan campante a la orilla
y me encuentro con cinco
sombrillas
todas de color esmeralda;
me aposento junto a la que vi
solitaria
y al poco una señora me increpa
-caballero que esa sombrilla es
mía-
y se me cayó el mundo encima,
por mucha crema que me puse
para los rayos ultravioletas
mi cara era la de una sandía
partida.
-Todas mis disculpas señora,
me habían dicho que podía
utilizar
una sombrilla color esmeralda,
pero por lo que veo hay varias…
disculpe mi error,
siento mucho incomodarla-
y pidiendo que me tragara el
agua,
me alejé con mucho tiento de la
“paya”
y vigilando a distancia,
vi otra sombrilla del mismo
color solitaria,
y allí estuve penando,
hasta que regresó mi amigo
y quedé libre del compromiso de
cuidarla.
Pero nunca olvidaré esta
inocente plancha,
que me enseñó, que a veces, la vista engaña.
San Juan 31 Agoto 2019
Jesús Gandía Núñez
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