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HISTORIAS DIVERSAS
Desde los jardines de la plaza
me llegan sonidos diversos,
cada uno que escucho tiene su
propia historia:
un bebé, de no más de un año,
da un grito sobre la hierba,
al ponerse en pie y conseguir
mover sus piernas;
a mi espalda y en un banco de
la arboleda
dos enamorados se susurran
ciertas promesas
que solo Dios sabe si se cumplirán completas;
la sirena de la ambulancia me anuncia
que alguien ha tenido un ictus
por sorpresa,
y la familia que le acompaña sufre por su posible pérdida;
un matrimonio, con carro de la compra,
discute, si eran más caros los
melocotones que las ciruelas,
sin enterarse ni de la ambulancia ni de su sirena;
Una abuelita octogenaria le dice al marido
-cada vez me resulta más difícil subir la cuesta-
y el marido, algo sordo le contesta
-claro, claro con este calor no podremos dormir la siesta-;
un corro de abuelitos sentados
a la sombra
proponen soluciones drásticas a
la política,
y catalogan al gobierno con una pésima crítica.
Así transcurre la vida, cada
uno cumpliendo su papeleta,
y yo como siempre atento al
sermón de la Iglesia,
porque el tiempo vuela y nos perdemos
la mitad de la fiesta.
Jesús Gandía Núñez
Elda 21 Septiembre 2019
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