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MUROS Y RAYAS ROJAS
Aunque no seamos esclavos,
vivimos sometidos
dentro de un territorio exiguo
y acotado,
porque nos debemos a ordenanzas
que nos asfixian.
Siempre hay algún muro que nos
acorrala
y nos impide la libertad completa,
o líneas rojas invisibles que
nos coartan.
A veces, nosotros mismos
construimos los muros
para que nadie penetre en
nuestra selva
y solo conseguimos ser
prisioneros de nuestra desdicha.
Derribemos muros y líneas
rojas,
y vivamos libres de prejuicios
e injustas condenas,
liberémonos de malos
pensamientos y sospechas.
Porque si no lo hacemos,
seguiremos encerrados
en la celda de la soledad y la
tristeza,
sumidos en miedos y temores que
hipotecan,
envenenados por las líneas
rojas que nos limitan.
Elda 19 Septiembre 2019
Jesús Gandía Núñez
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